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"Esta es una interpretación simbólica del libro
del "Génesis"
Esta interpretación no pretende crear discusiones. Solo busca mostrar el mensaje encerrado
detrás de la letra en las escrituras, vista desde un punto de vista espiritual y simbólico.
Los capítulos de la misma irán presentándose en espacios de tiempo entre una y otra
para dar tiempo a que sea analizada y puedan enviar sus opiniones al autor a través del correo al respecto.
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EL SEÑOR NUESTRO DIOS, EL SEÑOR UNO SOLO ES".
(Deut 6:4)
Estas palabras resumen la razón, el principio y el fin de todas las escrituras.
Todas las divisiones y las controversias, todas las discrepancias, toda desintegración, etc., no tienen razón de ser ante estas palabras:
" EL SEÑOR UNO SOLO ES "
Dios es uno solo para todos los hombres.
No hay un Dios para los judíos, otro para los cristianos y todas sus sectas,
uno para los musulmanes u otro para los budistas, etc.
Hay un solo Dios para todas las religiones, y es el mismo.
Todos parecen estar de acuerdo en esto sin discrepar al respecto.
De la misma manera, hoy, dado el avance de la conciencia espiritual en el hombre, todos aceptan que Dios está representado como AMOR.
Pero en lo que no están de acuerdo es en la forma de adorar "al mismo Dios".
Donde todo es distinto, y es la causa de tantas divisiones religiosas, es en la liturgia de cada uno de ellas, que son las interpretaciones humanas al respecto.
La forma es distinta en todas las religiones. El fondo, que es la base primordial de todas, es el mismo en su aceptación íntima:
" EL SEÑOR, UNO SOLO ES "
La forma es lo que establece las diferencias entre todas.
Las diferencias siempre surgen en lo externo, en la forma. El fondo, que es la verdad de Dios, siempre permanece igual, invariable, infinita.
La forma, que es la interpretación del hombre, tiene que cambiar constantemente, evoluciona, pierde su vigencia con cada nueva altura de la conciencia humana, que es finita.
Es por tanto, indispensable, no dejar que la forma sustituya al fondo,
donde la verdad infinita yace impertérrita.
No debe permitirse que ningún principio establecido por el hombre pueda cambiar las reglas fundamentales que representan la verdad de Dios.
Cabe preguntar: ¿Cuál es el fondo común a todas las religiones, y que podríamos considerar real?
Podemos enumerar lo siguiente, donde todas coinciden:
- "DIOS ES UNO SOLO"
- "DIOS ES AMOR"
- "HAY QUE AMAR AL PRÓJIMO COMO A UNO MISMO"
- "LOS DIEZ MANDAMIENTOS"
En esto no hay discrepancias.
Todos lo aceptan como lo básico. Desdichadamente, ponen el acento en la forma.-
Unos circuncidan, otros bautizan.
Unos comen carne de cerdo otros consideran un pecado comerla.
Unos rezan, otros oran, algunos predican, otros catequizan, etc.
Establecen las diferencias por medio de sus celebraciones y prácticas, que según sus mentores, es lo que tiene que ser practicado por todos.
Esto hace que quieran imponer a otros sus interpretaciones de la forma de adorar a Dios; una forma que han usado tradicionalmente, y que casi siempre, lo hacen sin indagar siquiera de donde proviene todo eso verdaderamente.
Así, violan todos los mandamientos fundamentales de Amor y Unidad que Dios ha establecido para todas las especies creadas.
De esto es que nacen las guerras, las contiendas, las persecuciones, las inquisiciones, las quemas de brujas, las guerras "SANTAS" etc. Esto rompe con todo lo establecido por Dios, haciendo todo lo contrario de lo que se predica.
La realidad de Dios, podemos decirlo categóricamente, no se alcanza por medio de un culto o de un ritual.
Los que quieran practicar sus cultos y sus liturgias personales e individuales, no están violando regla alguna cuando adoran a Dios de la forma que lo hacen.
Que lo sigan haciendo si así lo quieren.
Lo que sí es una violación de todo lo fundamental de Dios, es cuando se deja a un lado la base de toda religiosidad que es:
"Amarás a Dios de todo tu corazón y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas". - (Deut 6:5)
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.- (LEV 19:18)
Después de cumplir con esto, pueden ejercer cualquier culto o forma religiosa de alabar a Dios que les satisfaga, sin temor a incurrir en errores o pecados si así lo desean.
En el proceso bíblico, hemos visto la evolución del espíritu del hombre, paso a paso, desde su forma más primitiva, hasta la más evolucionada que el hombre pueda alcanzar con su condición finita.
Con el análisis profundo de cada una de las palabras de la Biblia, vemos que surge una versión totalmente diferente de los hechos, yaciendo oculta detrás de las palabras del relato.
Con su interpretación y práctica, se va haciendo más comprensible y con más claridad. En la misma medida en que la conciencia del hombre se va formando con estos principios, más claramente se ve el fondo simbólico yacente más allá de la letra.
Detrás de cada hecho en la forma literal en que ocurre, hay una alegoría simbólica, que tiene más profundidad, y que alcanza un significado totalmente diferente al que muestra con la forma literal del hecho.
Esta interpretación simbólica de las narraciones bíblicas, nos muestran que el mundo y sus formas físicas, son solo imágenes externas de un fondo, oculto a nuestros sentidos elementales. Que nuestra mente finita, con sus limitaciones carnales y pasionales no puede captar este supremo mensaje, si no es a través de la fe.
Solo una preparación continente, frenando todas las bajas pasiones y los temores carnales, con una fe inquebrantable y sin límites, puede permitir que podamos, al menos, vislumbrar desde lejos los primeros rayos de esa luz enmascarada de características infinitas.
Esto es lo que pudiéramos llamar, simbólicamente, alcanzar nuevos cielos y nueva tierra. (IS 65:17)
Paso a paso, en la Biblia, está el estudio del espíritu del hombre.
En ella podemos encontrar niveles de mayor y menor altura espiritual de acuerdo con las posibilidades y las necesidades de todo el que acude a ella en busca del aliento de vida que Dios insufló en la nariz espiritual del hombre en el día de la creación (GEN 2:7), y que está obrando a impulsos de Su Voluntad Suprema.
Por esto debemos eliminar las contiendas. Hay que unir todas las intenciones en un mismo fin.
¡Que cada secta guarde para sí su forma particular de alabar a Dios!.
Que todas las fuerzas se unan para aportar logros positivos con relación a la conciencia humana y a la propagación del amor entre los hombres.
Que no se pretenda imponer fórmulas de como agradar a Dios, ya que solo hay una, y todos están de acuerdo en ello, esto es: "Que han de amarse los unos a los otros" reconociendo la UNICIDAD de Dios, que llama a la unidad de la fe.
Es necesario depurar los viejos patrones separatistas, que fueron, y que aún hoy son aceptados, debido a la tradición que los hace parecer casi reales, tomando en muchos casos categoría de sagrados.
Que se eliminen los viejos patrones separatistas nacidos del temor a lo desconocido y de las contiendas que enfrentan a judíos, católicos, evangélicos, budistas, musulmanes, negros, blancos, etc. y todas las divisiones absurdas que no tienen razón de ser.
Sólo existe la diferencia entre los que obran movidos por el amor, de los que actúan impulsados por el odio y la desesperanza destructora.
Obrar movido por el amor, es cumplir al menos los predicados fundamentales de Dios para el hombre, no los que el hombre pretende ofrecerle a Dios. Sabemos hasta la saciedad, que Dios no necesita nada del hombre, sino que es el hombre el que necesita de Dios para su mejoramiento.
Hay que sacudir el polvo de las viejas tradiciones momificadas en la mente del hombre. Ya hemos visto que esa conducta no ha dado el fruto esperado.
Cada vez el hombre se hunde más en la desesperanza y la angustia de una vida sin sentido, sin que pueda vislumbrar un rayo de esperanza por esos caminos trillados que no conducen a ninguna parte.
Esto lo podemos apreciar en que cada día son más las divisiones y el odio que estas formas de conducta han establecido en el hombre.
Debemos acabar de comprender que nada hace al espíritu del hombre el hecho de que unos se circunciden, o que otros se bauticen, que estos dejen de comer esto, y que otros digan que sí se come. Que una secta diga que los días sagrados son estos, en tanto que otra establezca unos diferentes, de acuerdo con los hechos ocurridos a los integrantes de su grupo, creando contiendas y guerras por establecer algo que no tiene razón de ser.
Ninguna de estas divisiones puede hacer que el espíritu del hombre se eleve de su condición animal, para hacerlo acreedor a ser llamado "HUMANO".
Solo la conducta positiva del hombre, por medio de ejemplos de amor y de bondad intachable, con una honradez inmaculada puede alcanzar a ser acepto ante Dios como criatura suya.
Lo único que verdaderamente deja huellas en el espíritu del hombre son las muestras de sus valores y por los esfuerzos de éste por demostrar que la fe en Dios sólo se puede manifestar por el amor y la misericordia de los hombres.
Que no es por la imposición y la soberbia de los unos hacia los otros, o manifestando el desprecio que se desprende de los que culpan a los demás por no alabar a Dios en la forma en que él lo hace, como se cumplen las ordenanzas divinas.
Lo verdadero, "NO" es lo que el hombre dice; lo verdadero "ES" lo que éste hace.
¿Cómo pedir perdón por nuestras deudas, si no somos capaces de perdonar a nuestros semejantes?
¿Cómo pedir que se nos dé la paz, si nosotros somos contenciosos y ambicionamos todo sin preocuparnos por la carencia de los otros?
Este escrito está encaminado a encontrar la forma de demostrar que la verdad está oculta detrás de las escrituras bíblicas, y que no es un mensaje mágico que nos dará un poder especial para alcanzar todos nuestros deseos, sin analizar si estos deseos son los más apropiados.
Este mensaje, no está hecho para el uso de unos cuantos intérpretes esotéricos privilegiados. Esperamos que el mismo sea transmitido a todos los que puedan entender la necesidad del hombre por escuchar a Dios, y no para tratar de decirle a Dios lo que el hombre quiere decirle al Supremo Creador que haga.
Por medio del mismo quisiéramos señalar el camino que se halla tras las palabras y los hechos de los interpretes de la Biblia, para que lo descifren por medio de una conducta imitativa de la de aquellos que dieron sus vidas en aras del espíritu del hombre.
Con este estudio quisiéramos eliminar la forma externa de las alabanzas individuales que cada religión quiera imponer como si ello fuera lo fundamental.
Quisiéramos sirviera para establecer el fondo común a todas ellas, que es la conducta constructiva y amorosa hacia el prójimo, sin miramientos de ninguna especie. Debemos estar vigilantes a ver, cada cual, la forma de producir los frutos más benéficos en la viña del Señor.
Es necesario buscar el fondo escondido simbólicamente tras las palabras y los hechos de los buscadores del camino de luz que nos dejaron este legado maravilloso de fe y esperanza que promete convertirnos en las piedras preciosas que constituirán la Jerusalén de arriba, la de Dios.
Esta Jerusalén que se nos ofrece en las escrituras, no se trata de la Jerusalén material que todos se disputan y codician para poseerla a cualquier costo, persiguiéndose y matándose unos a otros para adueñarse de ella por la fuerza de las armas, y no por la condición del espíritu que es como lo predican las escrituras. Ellas establecen que solo por medio del amor y la justicia es que se alcanza su conquista.
Ya han caído múltiples vendas de los ojos del hombre, y los descubrimientos científicos, que también son un don de Dios para el hombre, han eliminado múltiples viejos temores y supersticiones degradantes de la conciencia humana
Se han abierto nuevas rutas hacia el saber, haciendo que podamos comprender mejor el sentido oculto de las escrituras, sin ser confundidos por la ignorancia y el temor de las anteriores interpretaciones tradicionales.
Aquellos interpretes, tal vez, muy honestamente, solo que "de acuerdo con sus capacidades", hicieron interpretaciones que hoy hace que el hombre dude de la veracidad de las escrituras al no poder entender, ni aceptar, lo que a claras luces parece no ser lo verdadero del Espíritu Santo de Dios.
Los tropiezos y dificultades del pasado, las imposiciones de antaño de unas religiones con más poder que otras, lograron forjar una conciencia rebelde en el hombre de hoy, que necesita algo más sólido que la leche espiritual, como eran los viejos modos de ver la verdad de Dios.
Hoy, el hombre necesita del manjar edificante de una conciencia adulta, alimento como el que se encuentra en los graneros espirituales que aún hoy se hallan velados por la maraña de conceptos propios de otros tiempos. Ese rezago es como la espada encendida que Dios puso al oriente del Edén, que se revolvía por todos lados para guardar el camino del árbol de la vida. (Gen 3:24)
Por ello quisiéramos instar a los que buscan la verdad del camino, a que tomen su báculo e intenten atravesar laberinto al parecer insalvable de los viejos patrones del temor y la desconfianza.
Que cada cual tome su fe y pida al Omnipotente que se cumpla su palabra del principio, cuando nos dijo:
"H Á G A S E L A L U Z"
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