La vanidad es uno de los pilares del odio, y es la antítesis de la misericordia que es una de las columnas donde se sostiene el amor.
Así como la misericordia es el reconocimiento de los dolores ajenos y la comprensión de las carencias del prójimo, la vanidad es el sentimiento de indiferencia o superioridad ante cualquier situación a la que se desprecia.
La vanidad, como tal, es la acción de algo que no arroja resultados trascendentes de ninguna clase. Como dice su raíz, es vana, sin resultados posteriores que perduren.
En el análisis o búsqueda de las raíces de las palabras, vemos como todas las palabras tienen una base o principio que las asocia con una idea en sí.
Por ello la vanidad está señalada como uno de los elementos más nocivos para la consecución de lo anhelado por su inutilidad.
Cada palabra está asociada con una idea o principio a la cual pertenece. Ahora vemos dos palabras que cada una de ellas tiene su significado definido y asociado con la idea que las concibe.
- La vanidad se manifiesta como una indiferencia a todo lo ajeno al prójimo y el deseo del incremento personal.
- La misericordia, se interpreta como la comprensión de todo lo que afecta al prójimo y es un sentimiento del progreso general.
La justicia universal es la que reconoce cual de las partes está siendo afectada por una acción y da la paga de acuerdo con sus leyes infalibles.
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Esto se puede ver por el reconocimiento de que el que atenta contra el nivel armónico de las cosas siendo indiferente ante los desequilibrios humanos, es catalogado como "culpable" o apático, su acción es vana.
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El que no es indiferente ante algo que rompa dicho balance, sino que por el contrario lo comprende y desea reparar las injusticias, se le considera "inocente" o misericordioso, su acción produce resultados posteriores de mejoramiento general.
Este es el fallo verdaderamente culpable: el establecer como parte del proceso evolutivo de la naturaleza humana elementos que no conduzcan a nada, que sean vanos e inútiles.
Este juicio de la armonía universal (Dios) es definitivamente uno de los de mayor trascendencia, y es la base del conocimiento del por qué a pesar de todos los esfuerzos del hombre por edificar edificios de vanidad intrascendente, de cumplir los ceremoniales religiosos, y de erigir templos espectaculares y altares impresionantes, o de prepararse para vencer a los contrarios por medio del poder, no se libra de los tormentos de las guerras y los conflictos constantes y las tribulaciones que el hombre sufre.
Y es que vemos que en lugar de misericordia, se emplea la vanidad; donde comprendemos, que en el desenlace final de la vanidad está el odio, cuyas consecuencias recibe la culpabilidad de las leyes de la justicia universal que otorga a cada conducta su pago debido: a la que misericordia,
reposo, a la que indiferencia,
guerras y destrucción.
Por ello vemos que cada palabra tiene una raíz de procedencia y por ello hay una diferencia entre la raíz compasiva que nace de la misericordia y la raíz indiferente e inútil que nace de la vanidad...
La confrontación entre la vanidad y la misericordia arroja como resultados la conciencia que se desprende del fallo que la justicia universal señala para cada una de las partes.
A la misericordia Amor, a la vanidad Odio.