Los desajustes existentes entre las escrituras y la definición de "la distinción de tres personas divinas en una sola y única esencia, misterio inefable de la religión cristiana" que presenta a Jesús como Dios, es uno de los temas más escabrosos para ambas partes
La Biblia señala que la última forma religiosa del hombre que reunirá en sí todos los rituales y liturgias en un intento de llegar a Dios por medio de la alabanza, tiene que ser manifestado plenamente y refinado antes de alcanzarse la forma depurada, absoluta y perfecta que señala la Biblia.
Esta conciencia, que disipará todo lo que predicaron las religiones para ser finalmente la única y por añadidura la última, hará que desaparezca la forma de adorar a Dios "litúrgicamente". Se adoptara entonces la condición que la raíz santa reclama y que ha de mostrar, por medio de la unidad de la fe en un solo espíritu de santidad, el "Grado Mesías".
Esta es la aclaración que tiene pendiente el pueblo judío, para aceptar, o no, a Jesús como primer exponente de la manifestación de "LO MESÍAS" o primogénito.
"Mesías", no es un título, ni una figura física, es un grado espiritual donde el VERBO, insuflado por Dios en el hombre, manifiesta la verdadera naturaleza humana consciente, ajena a la transitoria condición animal inconsciente.
Para descifrar estas profecías, es necesario estudiar detenidamente la Biblia comenzando por las bendiciones de Jacob a sus hijos en el capitulo 49 del libro de Génesis, donde se revela la instauración de un reino
El paso más difícil, y por ende el último para alcanzar a aceptar que "LO MESÍAS" ya se manifestó en un hombre, es recibir la confirmación de las naciones de la tierra de no mostrar un Dios antropomórfico, ni al hombre como Dios.
Es inconcebible para los judíos aceptar que Dios se hizo hombre. La interpretación cristiana de la trinidad, que presenta a Jesús como una de las formas de Dios, resulta idolátrica y absurda para los judíos religiosos y estudiosos de las escrituras sin influencias cristianas..
Según las interpretaciones más profundas y certeras de la Biblia, Dios es inefable y no puede conocerse, ni siquiera concebirse sus misterios o presencia.
Los evangelios, que dieron pie a la interpretación de la trinidad, muestran algunas, al parecer contrariedades, donde señalan al Mesías como proveniente de María, y no de José, que en los evangelios al respecto, señalan que éste es el descendiente directo de David como señalan las profecías.
"Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. 2 Y reposará sobre él el Espíritu de YHVH; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de YHVH. 3 Y le hará entender diligente en el temor de YHVH. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4 sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. (Is 11:1-4)
YHVH son las letras que han sido traducidas como Jehová, Yhavé, etc.
Con relación a la virgen, o la mujer joven de que Isaías habla:
"Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen (Las traducciones judías dicen: "la mujer joven") concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel. (Im Anu, del hebreo: "En nosotros Dios") (Is 7:14)
La virgen, o la mujer joven, es interpretada como la tierra de Israel (que es metafóricamente la novia que espera por el esposo, y que está espiritualmente virgen) que no ha sido engendrada por ninguna fuerza ideológica para producir una descendencia ideal derivada del VERBO que engendra dicho ideal.
"Porque el amor de YHVH* estará en ti, y tu tierra será desposada. 5 Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.(Is 62:5)
Hasta el presente no se ha encontrado ningún escrito proveniente de las manos de Jesús, del que ni siquiera hay evidencia si éste existió o no.
Todo lo que se habla de Jesús es producto de los seguidores de aquella época, cuya mentalidad era el producto de los logros obtenidos de aquella tradición y por interpretaciones variadas.
Por otra parte, vemos que dos de los evangelios (Mat: 2-12) (Luc: 23-38) tienen la genealogía de Jesús como descendiente de David señalado por medio de José y no de María, lo cual parece ser un intento por cumplimentar la profecía de Isaías al respecto.
Al decir que no nació de José elimina la descendencia de Jesús como descendiente de David como vemos señalan las escrituras al respecto. (Is 7:14-15)
Pero todo ello es solamente una condición transitoria y es parte del plan de Dios, que señala como misericordioso no dejar fuera del conocimiento de las cosas profundas de Dios a ninguna de las partes envueltas, tanto a judíos como a gentiles.
"28 Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. 29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. 30 Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, 31 así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. 32 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
" 33 ¡OH profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! 34Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? 35¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? 36 Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. (Rom: 28-36)
Según los evangelios, el propio Jesús señaló que nadie conoce al padre y que nada puede él sino es derivado del padre.
En resumen recogemos que al colocar a Jesús como algo excepcional y único, o sea, como Dios (cosa que las cartas de Pablo lo colocan como primogénito entre muchos hermanos) limitan al hombre a imitar y copiar su conducta a cabalidad para ser semejantes a él y ser herederos de la misma potestad..
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó (Rom 8:29-30)
Al igual que Moisés lo señaló.
"Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará YHVH tu Dios; a él oiréis; 16 conforme a todo lo que pediste a YHVH tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de YHVH mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera. (Deut 18:15-16)
Considerar a Jesús como si fuera Dios en una de tres personas, según el "misterio" de la trinidad, parece exonerar al hombre de su capacidad de llegar a esos niveles de entrega absoluta que reclama la condición mesiánica del ungido con los óleos del VERBO, insuflado en el hombre por medio de uno de sus hermanos.
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Rom 8:28-29)
El fue EL PRIMERO y por medio de él los que le siguen como "hermanos" tienen acceso a este grado superlativo de conciencia que Dios le ha proporcionado al hombre por medio de semejante ejemplo de entrega absoluta para la obra de Dios.
Ver a Jesús como Dios lo aleja del hombre colocándolo a una altura que parece no ser posible alcanzar o ser perceptible por el hombre.
En la Biblia se dijo por los profetas que los judíos negarían su presencia porque de otro modo las escrituras jamás irían a las manos de los demás pueblos de la tierra.
Jesús produjo el puente espiritual entre las dos barreras mostrando la naturaleza humana en su máximo esplendor.
Pero, como estaba escrito, no entendieron el mensaje.
Todos lo acomodaron a la condición humana para hacer manejable esta condición del hombre no tocado por el VERBO, que fue transmitido por el ejemplo de aquel maravilloso judío fiel a su misión.
Éste es el primogénito entre muchos hermanos. El que se entregó como holocausto a Dios en el altar de la conciencia humana.
Podemos decir claramente que mientras existan tantas variantes religiosas del hombre, no se podrá ver el resultado de la unidad de la fe que se reclama.
Es necesario que el hombre experimente todas las formas religiosas que su mente pueda concebir.
Debe probar hasta la última consecuencia, para que, después, pueda verse la inutilidad de las alabanzas a Dios, al cual, con la boca se le bendice y con las acciones se le maldice.
El concepto de unidad de los pueblos no se hará manifiesto hasta tanto no se ejemplarice la reforma de todos los principios.
El Mesías, que unos ven en una forma, como ya manifestado; y otros como otra que está por mostrarse, es, sin lugar a dudas, el estado de perfección para el hombre, pero que debe escalarse "grado a grado".
Es por ello la cantidad de religiones que todo lo ven desde ángulos diferentes.
Hasta que el hombre no abandone la religiosidad externa y practique la hermandad de todos los hombres bajo un mismo creador sin distingos, ni fronteras espirituales o materiales, no habrá un reconocimiento verdadero de la figura de Jesús como el seleccionado por Dios para ejemplo a imitar y seguir.
El ungido, el Mesías, es el primer hombre que escaló la cima del monte supremo para desde allí arrojar la luz de su presencia para ser vista por todos como escala apropiada para ascender a la misma altura y compartir el privilegio de ser llamado "Hijo de Dios".
Los pueblos gentiles comenzaron a copiar las enseñanzas del pueblo judío, después de haber recibido las escrituras sagradas por medio de los llamados movimientos cristianos. Pero un gran temor cayó sobre las conciencias de los pueblos que aceptaron estas enseñanzas, convirtiendo estos principios en un flagelo conducido por los más motivados, emprendiendo cruzadas, inquisiciones y confrontaciones religiosas de toda clase. Todo motivado por no haber pagado el precio de la enseñanza.
Ahora la humanidad debe pasar nuevamente por aquel mismo camino, pero esta vez cargando con las experiencias de los errores cometidos hasta la saciedad, que dejó en los judíos unos resultados tan atroces que todos están conscientes no deben volver a repetirse.
Tal vez aún falten confrontaciones para terminar de pagar el precio de adquirir el grado de Mesías, pero esta vez se lleva el doble del precio, como para asegurar que aquella actitud fue un yerro.
Tres son los pasos que ha de alcanzar el hombre en su camino de ascensión hacia los niveles más elevados.
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La manifestación puramente carnal, animal instintiva, sin ningún tipo de frenos.
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La continencia o freno que la ley impone y que hace que el hombre tema violarla escenificando los mandamientos por miedo al castigo.
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La convicción o conciencia de las cosas por tener ya el resultado de la conducta humana movido por la gracia nacida de la paga de la fe.
Una vez pasado por el triple proceso de los acontecimientos, el hombre habrá ascendido a los terrenos de la gracia donde no hay más confrontación, pues la raíz santa habita en el corazón y la mente del hombre y el hambre espiritual no hará mella en su condición espiritual.
31 He aquí que vienen días, dice YHVH, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice YHVH. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice YHVH: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a YHVH; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHVH; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. (Jer 31:31-34),