La ley no tiene la fortaleza suficiente como para hacerle frente a los desajustes sociales, terminando por producir resultados contrarios al ideal de perfección que se busca, acabando por forjar su propia pérdida de la vigencia.
Vemos que la ley no recibe los atributos perfeccionantes necesarios como para resolver los problemas espirituales (sed de aguas vivas) sin provocar un choque de lo legal socialmente contra los principios establecidos por el Máximo Sentimiento de Perfección, Dios.
El problema mayor de la ley es que no tiene la capacidad suficiente como para mostrar a los seguidores de la misma, la pertenencia de todos sus dictados como provenientes de la idea de Dios, siendo, por tanto, causa de contrariedades y desajustes que terminan por eliminar la vigencia de la misma.
Los reclamos de la ley como único elemento de reforma, al intentar colocarse en lugar del legislador que la concibe, no recibe nuevos elementos conciliadores, terminando por estereotiparse y ser impráctica y fuera de fuerza devocional para conquistar los niveles más altos del entendimiento, asociados con la conquista de la alegórica "tierra prometida".
Con este análisis espiritual de la ley como patrón excelso, vemos las limitaciones que tiene la reforma de los mandamientos, cuya capacidad está limitada dada la rebeldía del pueblo a cumplir la misma, siendo esto entonces, motivo de imposiciones, que termina por provocar el enojo del hombre, o la necesidad de ser eliminada, buscando un sustituto adecuado: "cada cual a su manera".
Por ello vemos que, una vez presentada la ley como el producto de la voluntad humana, la misma dejará de tener su cualidad reformadora, para pasar a ser una condición inquisitoria, que no tiene los atributos necesarios para alcanzar la perfección final que sólo la idea del amor fraternal que Dios representa puede lograr a través de la dedicación de los seguidores de la misma, siendo establecida "por vocación propia" y con la convicción absoluta y la certeza de lo que se espera como producto de la Voluntad Divina..
"La ley no existe para los que la cumplen"