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El velo del entendimiento
Y HASTA QUE MOISÉS HUBO ACABADO DE HABLAR CON ELLOS, PUSO UN VELO SOBRE SU ROSTRO.- (Éxodo 34:33)
Estos pasajes bíblicos del libro del Éxodo, son una muestra de los dos niveles que hay en el entendimiento.
Aquí vemos como Moisés se presenta como "iluminado" ante los ojos del pueblo, dando a entender con esto que los conceptos que él representaba resultaban demasiado brillantes para poderlos analizar inmediatamente, por lo que vemos que recurre al velo para poder estar en su presencia.
Este velo representa la frontera entre lo literal y lo simbólico, donde las cosas no pueden entenderse por estar cubiertas por manifestaciones simplistas que aminoran la dificultad de una empresa mostrándola de una manera más elemental o rudimentaria.
Así vemos como el velo es la pared que separa el primer nivel de la conciencia, que es el de la experiencia de las cosas para aprendizaje, del segundo nivel que es el de comprensión de las cosas para actuación perfecta. Es como una imagen reflejada que envuelve el valor de un elemento más profundo que se pretende alcanzar sin tener necesidad de entrar en los verdaderos cauces del entendimiento para comprensión de lo real, enmascarado en lo velado.
Por eso Moisés, mientras transmitía estos conceptos al pueblo, permanecía ininteligible para ellos en su forma interna y luminosa, dado que sus preceptos estaban velados por la falta de capacidad de los faltos de entendimiento para comprender con claridad los mismos con respecto al espíritu.
Todas las palabras de la Biblia mantienen ese velo para los que no están preparados y dispuestos para ver estas indicaciones que brillan con la intensidad de la claridad que Dios emana a través de sus elegidos.
Podemos decir que toda la liturgia y los rituales que se producen en toda manifestación religiosa, representan un velo interpretativo que sirve de filtro para suavizar los reclamos del espíritu, que para la carne resulta demasiado intenso y brillante como para ser visualizado directamente.
De ahí que se presente primeramente como una manifestación de fe hacia lo desconocido. Algo que asusta por su esplendor y se respeta y se acata hasta tanto se alcance un grado de comprensión que hará que el velo desaparezca.
Esta es la misión mesiánica de los elegidos, ir desprendiendo el velo hasta mostrar la luz radiante de las cosas en su genuino esplendor. Esto es lo que se anuncia por los profetas para "el tiempo final", donde en las alturas de Jerusalén, la de arriba, no brillará el sol, ni la luna dará su esplendor, porque la luz de Dios iluminará las alturas de su tierra.
El sol no será más tu luz de día, ni para resplandor te dará la luna su luz; porque el Señor Dios mismo será tu luz eterna, y tu Dios tu gloria. (Isaías 60:19)
Esta es la luminosidad que reflejaba el rostro de Moisés para los que no podían mirarle de frente por lo elemental de su visión espiritual.
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