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Diferencias entre el Budismo y las religiones occidentales
Nosotros, los españoles, a menudo confundimos ideas al creer que todas las religiones buscan explicar cómo se creó el universo y quién lo hizo.

En cierta forma el error se justifica porque lo anterior es aplicable a algunas importantes religiones mundiales, tales como el cristianismo y el islamismo; pero cometemos el pecado de "etnocentrismo" al suponer que lo que pensamos y creemos es un supuesto generalmente admitido por todos los humanos. No es así.
"Cuando corresponde definir la actitud de una religión con respecto a otra en un sentido más específico, es observable una diferencia entre las surgidas del gran tronco semita, incluido el Cristianismo, y la mayoría de las demás, puesto que las primeras tendieron a excluir de su punto de vista la posibilidad de que la espiritualidad, para diversos sectores de la humanidad, pudiese asumir formas diferentes; mientras en el segundo caso, para el cual las tradiciones indúes proporcionan el modelo, se acepta y no se teme que una pluralidad de senderos espirituales, en el nivel formal, pueda, al seguírselos, implicar de por sí perjuicio para la propia tradición"
 
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Un ejemplo de esta amplia tolerancia para concepciones religiosas radicalmente diferentes es el Budismo. Esta religión que fue fundada por Sidarta Gotama, en el siglo V antes de Cristo, y que se ha mantenido durante estos 2500 años merece ser investigada. Su conocimiento no puede traer ningún perjuicio, y quizá (dependiendo de la actitud del buscador) puede allegar algunas concepciones interesantes para interpretar lo que observamos.

En un mundo donde, para un occidental, comunicarse con Japón no resulta extravagante; donde Internet teje una tela cada vez más tupida, no deja de ser un anacronismo sostener generalizaciones "etnocéntricos". Esto no quita que cada cual prefiera sus creencias. El conocimiento de otras religiones no tiene porque modificar nuestros supuestos básicos; sin embargo una visión más amplia no sólo hace justicia con otras perspectivas, también enriquece nuestra visión. Recuerdo el caso de un brillante epistemólogo argentino (con el cual tuve la oportunidad de conversar sobre "religiones...") que me las criticaba "todas" basándose únicamente en su erudición del tronco común judeo-cristiano-islámico.

Esto sucedió hace unos años... pero es probable que, si la conversación volviera a darse, se mantuviera en los mismos términos. Se trata, en todo caso, de incluir todo el mundo en nuestro análisis, cuando emitimos opiniones que abarcan todo el mundo. No es mucho pedir, me parece.

La palabra "ateo" ha tenido muchos avatares en su significado. Muchos desconocen que los cristianos primitivos fueron así clasificados en la Roma imperial: "porque no creían en los dioses del Estado. Al negar el carácter de divinidad, por ejemplo, a Cesar Augusto, eran considerados no-creyentes. Una manera sencilla de cortar la tarta: los buenos aquí, y los malos allá.

La palabra evolucionó para significar a los que niegan la existencia de un Dios creador (del cielo y de la tierra). Es en este sentido que Von Glassenap habla del Budismo como "una religión sin Dios" ya que si bien esta religión admite la existencia de dioses, no acepta la concepción de un creador del universo.

"El budismo considera insoluble la pregunta por un primer comienzo del mundo y rechaza todas las especulaciones referentes a ello. La pregunta acerca del gobierno del mundo se resuelve para el budismo, por medio de la teoría de la ley del Karma, inmanente al mundo, que es efectiva en forma mecánica y automática, y no requiere de ningún dios que la mantenga en marcha. (...) Como no cree [el budismo] en un proceso histórico que conduzca a una futura terminación del mundo, falta en él la creencia en una conducción providencial.

En este respecto el budismo se apartó de la concepción propia de la antigua India: "Para las Unapishadas, el proceso cósmico es el sueño de un dios; para el Budismo, hay un sueño sin soñador. Detrás del sueño y bajo el sueño no hay nada."

Algunos autores se han extrañado de la aparente similitud entre la mentalidad budista y la científica contemporánea. Llevar esta coincidencia más allá de un paralelismo sería demasiado atrevido. No se pueden comparar ballenas y elefantes, excepto en algunos aspectos que pueden tener en común como organismos vivos (por ejemplo, la necesidad de respirar). Cada especie tiene sus propias reglas de juego y hay una esencial diferencia, creemos, entre ciencia y religión. Sin embargo no deja de ser impresionante el hecho de que, para una mente entrenada en cualquier disciplina científica, resulte más "creíble" algunas de las posturas esenciales del budismo que las equivalentes en nuestras religiones occidentales.

"La creencia en un orden moral universal que se manifiesta en la retribución kármica, releva al budismo de la aceptación de un creador de los preceptos morales y de un juez riguroso que vele por el mantenimiento de las prescripciones morales dejadas por él y se haga cargo de la recompensa y del castigo en el más allá."

No hay juicio final, ni contabilización de los pecados. De la misma manera que la "ley de gravedad" funciona sin tribunales ni organismos ocupados de su mantenimiento, la ley del "karma" funciona según la cadena de consecuencias que provoca cada hecho. Si haces el mal, recibirás, en algún momento de la cadena, las consecuencias de tus propios actos. No hay ninguna posibilidad de remediar este hecho; como no existe ninguna posibilidad de frenar la marea cuando empieza a crecer.

La diferencia esencial con la ciencia moderna, está en que para el budismo existe un orden moral inmanente al universo. No es una creación humana o divina. La retribución kármica es una ley de la naturaleza. Según la mentalidad budista el universo es "ético" de la misma manera que es "físico". No hay necesidad de montar tribunales para hacer respetar que el sol salga cada mañana por el Este. Dios, (el dios de la concepción judaica-cristiana-islámica), no tiene necesidad de existir.

Por otro lado, si insistiéramos en mantenerlo (por aquello de que le hemos tomado cariño) podría tener diversas funciones asignadas; sólo que no debería ser reconocido como "creador del universo", ya que, aparte de la indemostrabibilidad de esta hipótesis, originaría un nuevo problema ¿quién creó a Dios?. Y de admitir que la propia naturaleza divina hace que se haya generado así misma, se podría argumentar que, entonces, no es necesario pensar en Dios. La misma hipótesis podría aplicarse al universo, concluyendo que éste se generó a si mismo.

Esta clase de discusiones Sidarta Gotama las condenó expresamente por no conducir a nada útil: no solucionan los problemas del dolor, la enfermedad y la muerte. Sólo sirven para mentes ociosas que evitan enfrentarse con los más graves problemas de la existencia.

Personalmente pienso que es muy discutible que las religiones influyan decisivamente en la conducta humana. Y si influyen ... no parece que tengan grandes consecuencias para predecir el comportamiento diario, ya que en todas partes, (no importa sus creencias religiosas), la gente suele comportarse razonablemente bien y, en algunos momentos, desagradablemente mal.

De todas formas cabe la posibilidad que algunas dificultades sean favorecidas por cierto tipo de creencias. Opinan algunos psiquiatras que una formación demasiado puritana puede perjudicar el desarrollo de una sexualidad equilibrada (no dejan en claro lo que significa "equilibrada", aunque puede entenderse que implica practicar el sexo sin pensar que tu vida post-mortem cambie a causa de ello). En este caso el budismo no incentiva ninguna clase de "culpa". Dado que la ley kármica opera sobre la base de que "se recibe lo que se entrega", la clave ética de una relación sexual (o de cualquier otra conducta social) estará dada por la situación específica en la que se sitúa.

En el caso del sexo, según algunas autoridades budistas que he tenido oportunidad de consultar, si es practicado sin causar dolor a nadie no origina consecuencias kármicas negativas. Otra cosa sería, por ejemplo, el adulterio; ya que aquí se está causando dolor (o pesar) al cónyuge extraño a la relación. En cambio, (y esta es una deducción personal, porque no se me ocurrió preguntar en su momento) una relación que lo incluya (un "menage à trois" que dicen los franceses) no sería negativa, ya que nadie es perjudicado. Insólitas consecuencias de la ley kármica.

Quizá es por esta concepción de la vida que el budismo constituye la única religión que ha recorrido muchos pueblos de lenguas y costumbres diferentes sin ocasionar ninguna guerra religiosa. No existe ningún testimonio conocido de que monjes budistas hayan participado como tal en una guerra por su Fe. El budismo, luego de muchos siglos de esplendor, fue batiéndose en retirada en su propia tierra de origen, hasta llegar a ser una religión puramente testimonial en la India. El golpe de gracia se lo dio el islamismo persiguiéndolo cruelmente (sus monjes eran eliminados sin más trámite). A pesar de ello no hubo reacción violenta. Simplemente se limitaron a extenderse por otros lugares, abandonando la tierra ancestral que les había dado vuelta la espalda. De esta manera fueron llegando a otros países donde predicaron su particular visión del mundo. Poco a poco, siglo tras siglo, fueron extendiéndose lentamente por el centro, el sur y el este de Asia hasta llegar al Japón.

No hay mejor prueba, dicen, que la de "los hechos"... y en los hechos históricos el budismo obtendría "matrícula de honor" en su rechazo permanente e inviolable de la violencia física por causa de creencias religiosas o políticas. "Si se insultara al Buda, un budista vería muy poca razón para torturar o matar a la persona que lo "insultara". ¿Para qué indignarse cuando se insulta a los Budas? A los Budas no los alcanzan las blasfemias"

Una de las consecuencias de esta "tolerancia" histórica que siempre, (insisto), ha practicado el budismo lleva a no negar a los dioses del lugar, siempre que no representen ideas contrarias a los principios básicos, se los integra. Al fin de cuentas todos los hombres santos lo han sido en virtud de sus obras, no por decreto divino; algo que ninguna creencia debería rechazar.

"En las religiones occidentales (Parsismo, Judaísmo, Cristianismo, Islamismo) se halla, en el punto central de las creencias, un creador y gobernador del mundo, personal y superior a todo, junto al cual no se piensa ningún otro ser divino efectivo en la naturaleza. El budismo ha conservado la idea de los dioses naturales de la India y de los otros países a los que llegó, ya que considera también a los devas como arraigados al Samsára".

Si Italia se convirtiera al budismo (es un decir) San Genaro seguiría siendo un excelente santo o "deva" para los napolitanos.

Podría seguir haciendo sus milagros dentro del nuevo orden. Los devas ayudan a los seres humanos, a cambio de devoción y ofrendas, en sus negocios particulares "pero el poder de las divinidades se limita a la satisfacción de esa clase de deseos mundanos; crear el mundo, alterar su orden u otorgar al que se vuelve hacia ellas la salvación o una reencarnación favorable, no está en su poder.

Y de todas maneras como ningún devoto suele pedirle a su santo que cambie la ley de gravedad, o equivalente, casi nadie se daría cuenta del cambio.

La necesidad de santos o devas parece ser generalizada en todas las tribus humanas. Quizá venga a cuento la reflexión que sobre este asunto hace Conze: "Debemos darnos cuenta de que la gente religiosa de todas partes también espera obtener beneficios inmediatos de su religión. Vi recientemente, en la vidriera de una tienda anglicana en Oxford, que en la actualidad San Cristóbal parece ser el único santo que tiene atractivo para esos círculos. Sus medallas protegen de los accidentes automovilísticos. En forma semejante, el budista esperaba de su religión que lo protegiera de las enfermedades y del fuego, que les diera hijos y otros beneficios".

Eso sí, y esto es algo que en principio no afectaría a la feligresía, pero cambiaría radicalmente la situación de nuestros queridos protectores: los santos budistas... son mortales.

"Los dioses budistas se diferencian de los de otras religiones por el hecho de que han nacido y morirán."

Los santos, según el budismo, duran más y están en mejor condición que los humanos. Son una especie de aristocracia de los seres vivientes; más también les llega su hora.

"Los dioses están libres de enfermedad hasta que expiran. El fin inminente de su existencia se anuncia por los cinco signos siguientes: sus ropas se ensucian, las flores que llevan se marchitan, bajos sus axilas aparece transpiración, su cuerpo pierde sus colores brillantes, y se mueven inquietos en sus asientos. La causa de su muerte es la extinción de su plazo de vida, sus méritos trascendentes o su alimentación, su olvido de tomar alimentos o la indignación que nace en ellos porque otro dios posee mayor esplendor (Malasakera I, p. 1119)"

Como se ve los santos, o mejor dicho "devas", han logrado su situación gracias a sus excelentes virtudes practicadas en otras vidas anteriores; esto los coloca en un nivel de existencia privilegiada. Con podéres especiales que pueden hacer servir para el bien; pero todo lo compuesto está destinado a deshacerse, y en algún momento, por diversas razones, terminan como todos: en el hoyo.

Dejo constancia que la concepción budista es mucho más compleja que lo descrito más arriba; un superficial resumen de divulgación. No obstante hago notar que esta "mortalidad" de los "seres superiores" (que están en otro plano de la existencia) junto con el reconocimiento de su "importancia" para los hombres, es un hecho fundamental para definir al budismo como una religión y no sólo como una filosofía y una práctica de vida. Algo que algunos intelectuales occidentales, que se han visto deslumbrados por la filosofía budista, les cuesta aceptar, ya que, básicamente, tienen una mentalidad no-religiosa.

A esta altura debe estar suficientemente claro que el budismo no arrasa las tradiciones locales; simplemente las va subsumiendo en una estructura mayor, con la mínima violencia para que encajen en su visión del universo. Una explicación de por qué se fueron desarrollando tantas variedades de budismo. Cada una ligada a una zona concreta donde se instaló y creció.

No existe nada parecido en el mundo occidental. No existe una rama del cristianismo que reconozca la existencia histórica y crucial de Jesús, mientras otra cree que si bien existió no fue el único ni el más importante; que "Cristos" hubo muchos en la historia, antes y después de Jesús (en el budismo, el Buda que vendrá recibe el nombre de "Maitreya"). La variedad del budismo es tal que desconcierta y abruma a quien se ha metido en su estudio con el modelo inconsciente del cristianismo. Por supuesto que todos los budismos aceptan la existencia y la importancia del Buda histórico (Sidarta Gotama); pero existen radicales diferencias cuando llega la hora de considerarlo el "primer" hombre que alcanzó "el despertar" en vida. Y pongo el "primero" porque para el budismo cualquiera, si sigue el camino adecuado, puede convertirse en Buda a partir de su naturaleza humana. Algo que curiosamente no pueden hacer los santos o devas. Si quisieran alcanzar la naturaleza de Buda, no tendrían más remedio que morir y reencarnarse en un humano: el único tipo de ser consciente que por sus virtudes y debilidades puede luchar y llegar a ser iluminado, convertirse en un Buda, si tiene la suficiente voluntad y constancia para ello.

Esta última afirmación, que yo sepa, es única del Budismo: todos los seres sintientes (incluyendo los santos y las lagartijas) son dignos de respeto y protección... pero únicamente los humanos, en tanto sienten, sufren y tienen conciencia de si, pueden alcanzar la iluminación. Los demás organismos tendrán que esperar una reencarnación favorable que los haga humanos para tener esta magnifica posibilidad. De aquí se pueden deducir muchas cosas, yo prefiero deducir una sola: los humanos tenemos el deber de protección de todos los seres del universo; si los dañamos o los destruimos... ese mal se volverá contra nosotros irremediablemente. No se si la ley kármica existe, pero, si algo de esta intuición religiosa fuera cierta... tal como tratamos a la naturaleza e incluso a nuestros semejantes, tendremos problemas para rato.

Carlos Salinas   
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