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Cápsulas de Experiencia del Tío Salomón |
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Cápsula # 1
El mejor consejo está en no pretender que la pareja sea como nosotros queremos que sea.
Cada cuál tiene su propia formación y obedece a su llamada personalidad.
Hay dos tipos de unión en pareja:
- La nacida del deseo carnal y la atracción física
- La obtenida por la vibración espiritual o afinidades comunes.
Cuando las dos se cumplimentan todo es maravilloso. Cuando solo una de las dos condiciones obra; ¡hummm...! la cosa no anda muy bien. Puede funcionar, pero casi siempre hay problemas.
No hay nada que pueda lograrse a la fuerza, ya que tarde o temprano, volverá a perderse.
- No trates de forzar las cosas.
- Mientras más presión, menos resultados.
- A veces hasta un poco de indiferencia logra efectos positivos.
- Tener a Dios como juez es la mejor opción...
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Cápsula # 2
Cuando sobreviene un tormento no es el momento para quejarse con lamentos sobre si nos merecemos o no lo que nos está pasando, pues esto solo logra hacer más terrible los resultados del infortunio.
- Ese es el momento de tomar experiencias y de detenerse a pensar qué es lo que podemos hacer para sacar partido de lo que ocurre y convertir en ganancia lo que pensamos es pérdida.
Dios es perfecto y nada de lo que él hace es imperfecto, por eso debemos considerar que lo que nos ocurre es sólo una prueba del amor de Dios, que nos quiere endurecer con vistas a una vida perfecta. Que nos otorga una experiencia que nos puede hacer más útiles haciéndonos ser algo valedero en la creación. - Una vida sin tropiezos es como un árbol sin abono, crece inútilmente y pasa sin que su fruto prevalezca
La fe se acrecienta por medio de la prueba del valor que nos da para hacerle frente a las circunstancias. - Una vez pasada la prueba solo queda la amargura del fracaso o la gloria de saber lo que verdaderamente valemos al enfrentar los problemas con fortaleza de espíritu.
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Cápsula # 3
Cuando el hombre del mundo, movido por principios materiales intenta defender su ideología y no encuentra los resultados que espera obtener con ello, su razón se turba. Esto hace que se presente la duda y la desconfianza de las actitudes que él practica.
Cuando ya se han agotado todos los medios que los bienes materiales proveen sin obtener resultados positivos, surge el pánico y la desconfianza de si se anda o no por los caminos correctos.
Es entonces que se opta por la evasión o la fuga de su realidad, recurriendo a cualquier salida que parezca acertada con tal de rehuir el problema que quema en su mente.
Como el animal que escapa del fuego al cual teme y rehuye, se aferra a cualquier medio que le "distraiga y entretenga", entregándose a todas las formas del vicio para calmar su ansiedad. Come en exceso, fuma, bebe, juega, toma drogas, el sexo se torna activo y errático, en fin, todo lo que le haga olvidar sus miserias se hacen una necesidad.
Culpa a sus semejantes de sus errores y sufrimientos y sigue cualquier ideal, generalmente basado en el odio, que le prometa compensación o tal vez un castigo contra aquello que él odia.
Esta es la semilla de las guerras y las pasiones asesinas que lanzan a un hombre contra otro, apoyándose en cualquier motivo por simple que sea.
Ello se manifiesta en cualquier terreno. En la sociedad, en la casa, en lo más intimo de su ser. Combate y arremete contra todo lo que no cumple su voluntad y echa por tierra todo principio en aras de una victoria, que al final sólo es derrota.
Así el gobernante esquilma a los gobernados, el esposo engaña a su cónyuge o viceversa, el padre castiga a los hijos, los hijos desobedecen a los padres, el amigo traiciona a su compañero y en esa misma medida la cadena se cierne cada vez más poderosa sobre el corazón y la mente de los que son movidos por una naturaleza, que lejos de ser natural del hombre, es propia de los animales.
Si estando en esas condiciones observa a otros que no siguen sus mismos caminos, los combate y los persigue para exterminarlos, alegando que ellos son la causa de sus males, sin aceptar que el verdadero enemigo marcha dentro de su sistema y que le destruye internamente, eliminando sus defensas humanas, las cuales de una forma u otra son derivadas del sentimiento espiritual de la idea de un Ser Supremo que representa la perfección Absoluta y que conlleva la condición específica del amor de los unos a los otros.
Estas sentencias que vemos a continuación no son una solución, pero pueden ser el estímulo suficiente para tratar de abrir el sello que opaca nuestros sentidos y nos hace ver paz donde no la hay.
- La paz y el reposo del hombre no se encuentran en lo que le rodea, sino en su propio interior.
- Tratar de cambiar a los demás en lugar de cambiar personalmente es como pretender que el fruto no dependa de la semilla.
- Si la semilla no germina, no hay fruto.
- La semilla del hombre es la palabra de Dios, sin ella no hay fruto.
- Cualquier solución que no venga de esos confines íntimos del espíritu, solo es un paliativo, una sinecura que fermenta la semilla, pero no la hace fecundar.
07/01/2002
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Cápsula # 4
Cuando se intenta enseñar, primero hay que aprender y para ello hay que enfrentar Los secretos más profundos pero no con el deseo de ser poseedor de las ventajas que esto supone
Se debe estudiar y aprender con el deseo de impartir los conocimientos del mejor modo posible como compete a la verdadera vocación del maestro que espera hallar la recompensa en las ventajas que obtienen los discipulos.
08/11/2002
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Cápsula # 5
La aflicción y los sufrimientos son los elementos que verdaderamente edifican al hombre.
Esto le hace más fuerte y comprensivo una vez rebasada la prueba de su fe, una vez experimentados estos tormentos, que a la postre son para bien.
- Dios te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien (deut 8:16)
08/15/2002
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Cápsula # 6
Para saber qué es Dios, primeramente es necesario saber ¿Qué no es Dios? para no caer en el error de seguir algo que no es lo que verdaderamente buscamos.
- Dios no es hombre ni tiene forma alguna sustentable
- Dios no es imperfecto, ni tiene fallo alguno en lo que ha creado
- Dios no puede ser comprado, ni sobornado con ningún tipo de alabanza
- La justicia de Dios no puede ser cambiada por la voluntad del hombre
- Ningún rito o liturgia puede cambiar lo establecido por Dios como lo perfecto
- Dios no es concebible, ni podemos comprender su significado por más que lo intentemos
- Dios no concede favores ni excepciones que violen la perfecta armonía y justicia de su creación
- No se puede pretender alcanzar algo de Dios por medio de una petición sin tener la certeza de que ello es para beneficio de Su obra y que somos merecedores de lo pedido por estar dentro de los límites establecidos por Él y aún así "mejor es no pedir y aguardar Su voluntad"
08/15/2002
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Cápsula # 7
La muerte del cuerpo "físicamente" establece el fin de la representación individual de una forma de conducta que se está ejemplarizando por medio del cuerpo.
En cambio, la muerte del cuerpo "espiritualmente" establece el fin de la vida en Dios que está siendo puesta de manifiesto por medio de ese cuerpo.
Si todo aquello que aparta al hombre del camino infinito que señala la vida en Dios lo catalogamos como para muerte evitando que se manifieste la vida en el espíritu; el permitir que siga escenificándose la muerte en su forma espiritual, valga la redundancia, es una forma de asesinar o matar al prójimo, ya que se está obrando contra la vida al no permitir que se manifieste el espíritu de Dios por medio del cuerpo físico que debiera estar escenificando la vida, estando en cambio muerto en el espíritu.
Así, el mandamiento que dice: "No matarás" tiene vigencia aplicado a la muerte del cuerpo sólo por medio de las tendencias que no conducen a la vida, ya que obrando contra la vida, se obra hacia la muerte. ¿Confuso? El que tiene oídos que oiga.
10/20/2002
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Cápsula # 8
Hay dos caminos en todo intento. El que ES verdaderamente, y el que "aparenta ser".
Estas son unas preguntas que debemos hacernos internamente con verdadera honestidad.
Cuando decimos estar dentro de lo que señalamos como Dios:
- ¿Somos verdaderamente creyentes en Dios o sólo aparentamos que lo somos?
- ¿Nos comportamos como lo que se indica ser guiados por el Espíritu Santo de Dios, o nos conducimos por lo que queremos que sea nuestra manera de estar con Dios?
- ¿Pertenecemos a una congregación verdaderamente, o decimos que pertenecemos a dicha congregación haciendo las cosas a nuestra manera?
Estas tres preguntas, respondidas con verdadera profundidad, desde nuestra conciencia, puede cambiar nuestra vida radicalmente.
Cualquier intento de responderlas con argumentos justificantes de otra forma de ver las cosas, solo logra que seamos una apariencia de las cosas de Dios y no la realidad de ser imagen y "SEMEJANZA" de Su Santidad.
No esperemos que la sombra sea igual a la luz, una borra lo real, la otra lo revela
11/16/2002
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Cápsula # 9
NO debemos interpretar la muerte como el momento en que vemos que el cuerpo (entiéndase la materia) deja de existir en su forma humana integral convirtiéndose en polvo. En realidad nada muere, todo se transforma.
Sólo Dios es la VIDA. Así que, todo aquello que no contenga la presencia y vivencia de Dios puede considerarse muerto.
"La muerte es el momento en que las cosas ajenas a la VIDA tienen vigencia y se practican".
Así podemos considerar la muerte como toda actitud opuesta a los principios que muestran las cosas de Dios, que es (repetimos) la única VIDA.
Si no tenemos la VIDA de Dios en nosotros, en nuestra conducta, estamos manifestando la muerte. Estamos muertos aunque creamos que vivimos.
Es menester tener presente, de una manera bien clara, el misterioso concepto del "SER", de modo que podamos comprender la inutilidad del NO SER como la única forma de muerte.
"SER" es formar parte de la naturaleza infinita de Dios que es la verdadera vida. Toda otra forma de conducta es NO SER, y por tanto es una representación de la muerte. Aunque veamos que el cuerpo ejecuta acciones, se mueve y actúa, en realidad esta muerto si no vive en las cosas de Dios y a la VIDA.
Por eso toda actitud contraria o ajena a la VIDA, está sujeta a la muerte, ya que así se identifica con el NO SER, que es verdaderamente la muerte.
Eso lo podemos analizar claramente en las profecías bíblicas de Ezequiel 37:1-14 donde habla del valle de los huesos secos, presentando a Israel como huesos secos en movimiento ya que necesitaban el Espíritu Santo de Dios para cobrar VIDA.
Esa VIDA es la que señalamos aquí en este estudio, donde la representación de las cosas de Dios es la única y legítima forma de VIDA. Hay que nacer a la VIDA abandonando la muerte.
12/09/2002
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Cápsula # 10
Entender la vida y sus principios parece cosa fácil cuando se disfruta de todos los bienes que se desea.
Ante las pruebas y los tormentos imprevisibles las tinieblas se hacen íntimas formando parte de nuestra razón.
Cuando enfrentamos un sufrimiento por algo que a veces pensamos no merecemos o cuando atravesamos una situación que hace que la vida no tenga razón para ser vivida, se hace patente un vacío profundo.
Por más que se intente apartar de la mente el tormento agobiante, cada vez se hace más tenebrosa la capacidad de entender lo que sucede. Todo parece no tener sentido y el deseo de escapar de la realidad presente hace pensar en una salida a cualquier precio. Hasta la muerte parece una solución apropiada, sin darnos cuenta que así estamos muertos internamente antes de morir físicamente.
La falta de una razón de vivir manifiesta la muerte como la única razón de la existencia y olvidamos la promesa que nos fue entregada por medio de los hombres que enfrentaron esos caminos de dolor y tormento antes que nosotros señalando la existencia de una vida diferente a la que conocemos como tal.
El propósito de lo creado fue la perfección y ello sólo se alcanza por medio del conocimiento de la imperfección, aunque parezca paradójico.
Cada momento difícil aumenta la percepción de la realidad presente, donde todo lo que consideramos de valor hasta ese instante se muestra como inútil y falto de sentido. Todo aquello en que nos esforzamos hasta ese momento parece vacío y sin valor alguno; comprobamos que la razón de vivir es otra diferente a la que se pensó era la verdadera y se presenta un velo que sólo la fe puede descorrer y apartar del camino para ver una salida.
La fe abre caminos de mayor alcance que la limitada capacidad que nuestros sentidos nos muestran para enfrentar lo incomprensible. La realidad de Dios alcanza proporciones que, de no tenerse confianza y certeza de Su presencia, todo se desvanece y se cae en la desesperanza que sólo produce cada vez más tinieblas. Esto hace que olvidemos que "la razón de esta existencia que llamamos vida está más allá de la muerte". Todos tenemos señalados un día, más o menos cercano, para enfrentar esa realidad "ineludible". Todo esfuerzo y toda razón de vivir está supeditada al momento del encuentro supremo. Mientras más preparados estemos, más probabilidades tenemos de comprender a Dios y sus caminos impredecibles.
Sólo la fe puede enfrentar las tinieblas que se apoderan del que padece sin el consuelo que la esperanza proporciona. Abriendo los ojos del entendimiento al Supremo Hacedor, podremos sentir el confort que irradia Su presencia en el alma si en realidad confiamos.
Cada intento encaminado a encontrar respuestas por medio de la razón sólo logra nublar más el entendimiento y abre surcos más profundos a la desesperanza que es la que produce los frutos amargos del desconsuelo.
No hay más respuesta ante lo incomprensible que la que produce la fe. No hay más razón de vivir que la conciencia de que al final del camino todas las incógnitas están en manos del Supremo Hacedor. Que Sus designios están orientados por la luz de Su misericordia y perfección absoluta en cuyos manos debemos encomendar todos nuestros intentos. Que esa es la comprobación de Su existencia cuando sentimos que el dolor cede ante la presencia de la fe y que una luz interna aparta las tinieblas mostrando el bálsamo para las heridas y una nueva razón de vivir para crecer bajo su amparo.
05/26/2003
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