|
|
|
|
Cuando menos lo pensamos accedemos
El mundo exige y nosotros no nos damos cuenta de cuándo cedemos a sus exigencias.
Creemos que estamos amparados por la sombra de Dios y cuando menos lo pensamos accedemos a una de las exigencias humana, a veces en algo al parecer insignificante, y sin que nos demos cuenta, salimos del ámbito de las luces para entrar en el umbral de las sombras.
Después, alentados ante lo que parece no produce resultados negativos visibles, accedemos otra vez para complacer al mundo y para que no se piense que somos fanáticos o que no tenemos valor para enfrentar los retos del mundo y concedemos poder a los reclamos de esas fuerzas que sólo prevalecen y cobran fuerza para mostrar la gloria de Dios al destruir los edificios que hacemos con esas ventajas que el mundo provee.
|
|
Y accedemos: |
- a la osadía liberal
- a la mentira
- al placer desenfrenado
- al lujo indiscriminado
- a la lujuria
- a la agresión
- a la indiferencia al dolor ajeno
- a las fuerzas de la lascivia
- a los convencionalismos degradantes
- a la indiferencia ante el mal
- al abuso de nuestro poder
- a la lucha por el poder
|
|
- al abandono de nuestra fe
- a la posesión de lo ajeno
- a cualquier medida que brinde poder
- a la colaboración en el engaño
- a la difamación del nombre de Dios
- al engaño a nuestros seres queridos
- a la astucia para ser superiores
- a pensar que no somos iguales
- a la pornografía
- al vicio
- a la degradación
- a la muerte de nuestro espíritu
|
|
|
Estas concesiones, y las que puedes añadir a esta lista, son solo pequeñas semillas que sembradas en nuestro huerto, ahogaran el trigo y mustiarán el fruto del pan excelente que el amor, que todo lo borra, nos brinda con solo un abono: La fe en Dios y su sustento divino. |
|